Para efectos de medir desarrollo bajo el enfoque de capacidades (ver «¿Qué es el IDERE?»), éstas se codifican en torno a diferentes dimensiones. Un amplio consenso respecto al mínimo de ellas son las seleccionadas por el IDH (PNUD, 2014). Esto es que, salud (tener la capacidad / oportunidad de disfrutar de una vida larga y saludable), educación (tener la capacidad / oportunidad de acceder a una adecuada educación, que promueva el conocimiento y la cultura) e ingresos (tener la capacidad / oportunidad de contar con los recursos suficientes para alcanzar un nivel de vida digno), son claves para evaluar la calidad de vida de las personas.
Ahora bien, el desarrollo es un concepto producto de una construcción social, intangible, cambiante en el tiempo y subjetiva (Boisier, 2007). A diferencia del crecimiento económico, medido normalmente por el PIB, el desarrollo apunta a una definición que variará de acuerdo a las culturas y épocas en que se estudie. En consecuencia, también serán susceptibles de cambio sus componentes y estándares mínimos.
Es por ello que la selección de dimensiones del IDERE se basó en tres pasos:
1. la revisión de bibliografía que amplía el abanico de dimensiones y variables a considerar, entre ellos los discutidos por Nussbaum (2003), Alkire (2010), Pagliani (2010), Neumayer (2010), Graham (2010), Cheibub (2010) y Burd Sharps et al (2010).
2. el análisis de otros informes e índices de características similares, como el Informe Latinoamericano de Pobreza y Desigualdad (RIMISP, 2014), el Índice de Calidad de Vida Urbana (Orellana, 2015) y los índices de competitividad regional (SUBDERE, 2009) y comunal (SUBDERE, 2013); y
3. la consulta a 62 expertos en la materia, que conocen la realidad de Chile y sus regiones.
Ello conllevó a la preselección de 164 posibles variables en 8 dimensiones. Luego, en base a las recomendaciones de OCDE (2008), EUROSTAT (2011) y FMI (2012) para la construcción de índices compuestos, sumado a la literatura revisada de otros índices de arquitecturas similares al IDERE, se determinó que cada indicador debe cumplir con 10 criterios metodológicos (7 cualitativos, 3 cuantitativos), en orden de garantizar estándares mínimos de calidad, sobre los cuales posteriormente se construyen las respectivas variables y dimensiones. Estos son:
Criterios cualitativos:
1. Pertinencia: los indicadores seleccionados deben ser coherentes y relevantes con la definición de desarrollo regional a la cual se adscribe esta investigación.
2. Confiabilidad de la información: las fuentes de información deben ser confiables y no responder a intereses institucionales de ningún tipo. Por lo mismo, se tomó la definición de utilizar sólo fuentes oficiales del Estado de Chile, sin excepción alguna.
3. Accesibilidad: la información debe ser pública, de fácil acceso y expuesta de manera clara, a fin de evitar errores en su interpretación.